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sábado, 30 de julio de 2011

El tiempo de una mariposa

Para que nazca una mariposa se necesita tiempo. Primero nace del huevo una larva que se alimentará durante días hasta que se aísle para formar una pupa. Esa fea larva se convertirá, casi por arte de magia, en una mariposa llena de color. Y no es sencillo este cambio, no. Dejará de arrastrar su arrugado cuerpo para volar hacia la luz, y hará que todos la admiren a su paso cuando en sus alas refleje los colores que antes le faltaban.
Se necesita tiempo para que nazca una mariposa, para que la naturaleza transforme su cuerpo y saque a la luz la verdadera esencia del insecto. Volará durante días para morir demasiado pronto, después de haber recorrido flor tras flor y haberse reproducido. Recuerdo mariposas naranjas en mi infancia, con rayas negras. Pero también las hay azules,moradas, hasta verdes. Y amarillas, como las que chocan una tras otra contra mi parabrisas. Las veo atravesar la carretera, brillantes y llenas de vida. Salen de la oscuridad de la selva para morir contra mi cristal. Poco a poco se va cubriendo de manchas, de restos de alas, de ese polvo que decis que es mágico, que es lo que las hace volar.
Miles de hadas estampadas contra mi coche. Me siento una asesina recorriendo el camino hacia Uxmal. Yo, turista en una tierra abierta en canal para nosotros, para ver unas ruinas creadas por nosotros también. De repente la tierra se me aparece llena de cicatrices de asfalto y rocas abandonadas. Y pienso cuánto tiempo, cuénta energía, cuánta magía se necesitan para que una mariposa pueda nacer.

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